El día en el que la metodología ágil Scrum llegó a nuestras vidas

 
 

Metodologías ágiles para organizar el trabajo

Viéndonos hoy en día, cualquiera diría que hubo una época en la que no éramos ágiles.

Bueno, esto no es del todo cierto: siempre hemos sido una empresa que reacciona con rapidez a las demandas de sus clientes y, en gran medida, se adelantaba a ellas en el desarrollo de software a medida. 

Sin embargo, esta agilidad venía más de una intuición y de una forma de ver la vida (y, por tanto, el negocio) que de una dinámica y de una estrategia de trabajo planificadas.

Hasta que conocimos la filosofía ágil y, con ella, llegó Scrum.

Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que estábamos en el buen camino pero que aún faltaba un punto de dinamismo y otro de empoderamiento que conseguiríamos con el uso de las metodologías ágiles.

Pero, antes, veamos qué es ágil.

¿Qué son las metodologías ágiles?

En 2001, un grupo de desarrolladores decidió que las técnicas y los procedimientos que se llevaban a cabo en la realización de software resultaban demasiado rígidos.

Esta severidad podría considerarse casi antinatural en un sector que evoluciona tan rápidamente, al menos en lo que a la tecnología se refiere, ¿verdad? 

Por eso, la idea de los firmantes de aquel encuentro giraba en torno a dar valor a las personas, al software útil, a la colaboración con el cliente y a la rápida y efectiva respuesta ante el cambio.

Tal como se firmó en el Manifiesto Ágil:

“A través de este trabajo (por nuestra propia experiencia como ayudando a terceros), hemos aprendido a valorar:

Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas

Software funcionando sobre documentación extensiva

Colaboración con el cliente sobre negociación contractual

Respuesta ante el cambio sobre seguir el plan”

Con estos cuatro puntos en mente, una empresa ágil utilizará metodologías como Scrum o Kanban y de las que hablaremos más adelante. 

¿Qué aportan las metodologías ágiles a los desarrollos a medida?

El cliente (es decir, vosotros y los vuestros) en el centro

Hasta ahora hemos hablado de nosotros. ¿Y qué hay de vosotros?

Bien. Desde siempre hemos tenido a nuestro cliente en el centro de nuestras decisiones pero, como comentaba antes, lo hacíamos más porque es nuestra manera de ser y lo que nos nace que porque hayamos decidido hacerlo como respuesta a un plan estructurado de la forma de trabajar.

En el momento en el que empezamos a aplicar las metodologías ágiles la posición central del cliente no era algo que solo estaba en nuestra mente sino también sobre el papel.

De esta manera, es más fácil involucrar desde el principio en esta filosofía a todo el mundo: clientes, desarrolladores, ¡incluso cliente final! 

Así, desde el momento en el que empezamos a hablar con vosotros, vemos cuáles son vuestros deseos y las diferenciamos de vuestras necesidades. ¿Cómo lo hacemos? 

Nos ponemos en vuestra piel para entender vuestro objetivo y cuáles son los pasos necesarios para llegar a ellos a través de la digitalización de vuestro negocio.

Por eso analizamos vuestra actividad, el mercado en el que operáis, vuestra competencia y vuestros clientes. 

Con toda esa información, planteamos si el objetivo marcado es el correcto y, en el caso de que lo sea, identificamos cuáles son los siguientes pasos.

Dividimos la solución final en paquetes de funcionalidades básicas.

Ser ágiles es la mejor forma de entregar valor continuamente y en tiempo

Una vez hemos definido cuáles son los paquetes funcionales que formarán el desarrollo final, los entregamos para que vosotros los veáis, los probéis, comprobéis qué os gusta y qué no.

Este punto es esencial ya que supone que no os vamos a entregar un producto final “llave en mano”, sino que vais a estar implicados en el proceso para decidir si lo que estamos haciendo os encaja y cambiar lo que sea necesario.

De este modo, al final de todo el proceso tenéis un desarrollo a medida que cumple con vuestros requisitos, los definidos al principio del proceso y, también, los que han ido surgiendo a medida que se trabaja en ello.

Desde luego, las metodologías ágiles han sido la mejor manera de plasmar nuestra forma de ser en nuestra forma de trabajar.

 
 
 
Carla CamposComentario